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Anímate a Moverte

En realidad, esto no es ninguna novedad: El ejercicio reduce la glucemia y la presión arterial, aumenta la energía y te permite dormir mejor. Pero ¿cómo empezar cuando no tienes ganas de hacerlo?


Para la mayoría de nosotros (alrededor del 80% de los estadounidenses), el ejercicio no es un hábito regular. Puede ser que no acostumbraras a hacer ejercicio regularmente antes del diagnóstico, por lo que empezar una nueva rutina parece muy difícil.

Si quieres ejercitarte más, pero sigues buscando pretextos, este es el mejor momento para comenzar un hábito de ejercicio. Tu cuerpo depende de ti, y la glucemia te lo agradecerá.

Si llegaste hasta aquí, ya vas por el camino correcto. Revisa estas recomendaciones para comenzar tu plan.

  • Comienza a poco, simplemente pasa menos tiempo sentado. Piensa en empezar con una actividad de poca intensidad. Estaciona el auto más lejos para ir al supermercado. Sube las escaleras en lugar de usar el elevador. De poquito en poquito se llena el jarrito.
  • Estírate. El estiramiento siempre es lo primero. Asegúrate de hacer calentamiento por varios minutos para preparar los músculos y luego estírate lentamente por al menos 5 minutos antes de comenzar. Aprende estos ejercicios básicos de estiramiento.
  • Aumenta gradualmente el ejercicio. El objetivo es hacer al menos 150 minutos de actividad aeróbica moderada o 75 minutos de actividad aeróbica vigorosa a la semana (o una combinación de ambas). Esto puede incluir actividades como caminar a paso ligero, hacer ejercicios aeróbicos en el agua, nadar, o correr.
  • Agrega una actividad de fortalecimiento muscular, por ejemplo, resistencia o pesas, dos días a la semana. Aumenta las repeticiones y la intensidad gradualmente con el tiempo.
  • Define tus objetivos de actividad física. Escríbelos, cuéntale a un amigo, únete a un grupo en las redes sociales, lo que sea que te ayude a mantenerte en el camino correcto.
  • No hagas ejercicio solo. Busca a otras personas con las mismas ideas y elabora una nueva rutina. Esto te ayudará a progresar y a mantenerte motivado y comprometido.
  • Revisa tus números (¡y reconoce tu esfuerzo!) Es importante mantener las citas con tu equipo de atención médica. Tener un peso más saludable, la presión arterial más baja, la glucemia más estable, mejores resultados de los análisis de colesterol y un mejor tono muscular son objetivos para enorgullecerte

    Además, puedes usar los resultados de los controles de glucemia para ver cómo reacciona el cuerpo a las diferentes actividades. Comprender estos patrones puede ayudar a evitar que la glucemia suba o baje demasiado

    La American Diabetes Association recomienda que los pacientes estén familiarizados con la manera en que la glucemia responde al ejercicio. Controlar la glucemia con más frecuencia antes y después del ejercicio puede ayudar a ver los beneficios de la actividad.

  • Celebra el éxito de la actividad física. Ya sea que hayas mejorado los niveles de colesterol o que hayas bajado 5 libras de peso, consiéntete con algo tangible como ir al cine, unos tenis nuevos, o un día de spa.
¿Todavía estás convencido de que estar tirado todo el día en el sofá es ideal? Si crees que odias el ejercicio, revisa estos consejos. No te rindas, llama a un amigo. O, mejor aún, salgan juntos a caminar. Puede ser que te den ganas de hacerlo de nuevo mañana.
 
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